martes, 17 de junio de 2014

Negros como la última vez


Y si no eras vos era una muchacha que se parecía más, creo, que no eras a pesar de tu suavísimo pelo exacto lo mismo fresca la mejilla con tu gesto de estatua rosada y el brillo pálido apenas dejándose ver lo liso y blanco de los hombros descubiertos tocando el metal como a helado cuchillo asomada por las primeras ventanillas
 y hasta creo que escuché tu respiración cansada de allí, comencé a imaginarte completamente y a pensar si eras o no olvidando la calle y lo que platicaba con Mario y hasta el mandado que andaba haciendo.
Cerrar los ojos o no ver nada aun con los ojos abiertos
 construir todo tu cuerpo con tu blusa verde clara cubriendo tus senos frescos (como llanos brisados) erguidos y a la vista y el hondo triángulo que forma el pecho con tus tetas socadas por las tiras blancas del porta busto atado a la espalda. Y con tu falda ralala que se desliza como panada de agua por tus caderas y parece parte de tu cuerpo más de tu piel estirada que te sube por las rodillas, y si eras o no relacionándote con el rostro igual que vi en la ventanilla cuando la gente se apretujaba al dar rápidamente la vuelta el bus por la esquina, y si no eras vos era una muchacha que se parecía y se componía el pelo como sobándoselo con la mano y el brazo sobre la ventanilla arreglándose el bello alboroto que le hacía el viento y moviendo lentamente la cabeza de abajo para arriba y como acercándose frágilmente hacia fuera con la línea limpia de los labios “Estricto el número el engarce de dientes en unas fauces.  Esplendor de sistema molar” (Carlos Martínez Rivas)y los ojos parpadeantes perdidos por la velocidad pero con tu aire y negros como la última vez…

Leonel Rugama

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